Willy Quiroga, bajista de
Vox Dei, tocó en La Vieja
Conexión
–La gente de La Vieja Conexión –donde
Willy Quiroga tocaba– fue decisiva en la
concreción de la entrevista. El legendario
bajista de Vox Dei y autor en solitario de
temas como ‘Azúcar amargo’, ‘Total qué’ o
‘Loco, hacela callar’, se prestó muy
amablemente a la charla que arrancó con
el recuerdo de su visita de la histórica
banda a Chacabuco, hacia fines de 1974.
En aquel momento, Vox Dei se presentó en
Portal de Mayorca –hoy, local de
Musimundo–, pero su paso por nuestra
ciudad no quedó ahí. Ese mismo fin de
semana, la banda local Araucaria –Manuel
Almada, Fernando González, Guillermo
Mori y Mario Ferreri– brindaba dos
recitales en el teatro La Mueca (hoy,
Italiano). Como los instrumentos y
equipos de sonido estaban en la sala, los
Vox Dei fueron el domingo al lugar y
zaparon para un selecto público –el autor
de esta nota como parte de la audiencia–
en una inolvidable función privada.
Pero Quiroga no participó en el bonus
track y sí lo hizo en el bajo Nacho Smilari,
un guitarrista con fugaz paso en la banda
–y exintegrante de Billy Bond y la Pesada
del Rock and Roll, La Barra de Chocolate,
Cuero y Piel de Pueblo–, que había llegado
a Chacabuco solo como acompañante.
Cuarenta y siete años después, la primera
pregunta al más veterano de los músicos
argentinos de rock –tiene 81– que todavía
sigue en carrera, estaba cantada…
–¿En qué andás ahora?

–Ando en muchas cosas, yo no puedo
parar. Estoy con Willy Quiroga Vox Dei,
que hacemos el repertorio de Vox Dei, y
con una banda nueva, con la que voy a
salir con mi nombre a tocar solamente mis
temas y los que compongamos de aquí en
más, con los músicos que están conmigo.
–Los temas de Vox Dei aún siguen vigentes
y los escuchan los pibes, lo que corrobora
que para una creación artística no hay
mejor juez que el tiempo.
–Y el público, que es el que nos hace
trascender en el tiempo. Son 55 años de
carrera y hay temas que fueron grabados
en el año 69 que son clásicos, que tenemos
que tocar hoy en día. Para explicarte por
qué estoy convencido de que el público es
el juez y jurado, te digo que cuando
grabamos el primer álbum fuimos
poniendo los temas en orden de valor,
desde el lado A al lado B. ‘Presente’ era el
último track del lado B y la gente nos dijo
están equivocados, éste es el tema, ¿por
qué lo pusieron ahí?.
Es algo que nadiepuede explicar. Nosotros no le dimos la
importancia que el tema finalmente le dio
la gente y resultó un tema clásico. Después
está ‘Azúcar amargo’, ‘Compulsión’, ‘Total
qué’, ‘Canción para una mujer que no está’,
pero ‘Presente ‘es el tema. Además tiene
una importancia muy loca porque lo
empezaron a escuchar los chicos que
egresan del secundario, los despedían con
ese tema. Después lo empezaron a usar los
chicos de la primaria. Un día vino a una
chica a mi casa, con un guardapolvo a
cuadritos chiquitos azules y blancos. Me
dijo Willy, quiero que me hagas un favor,
¿podés pasarme los tonos y la letra bien
completa de ‘Presente’, porque los chicos
del Jardín lo quieren cantar. Así que
imagínate la importancia que tiene el
tema. Los temas finalmente dejan de
pertenecerte porque la gente se los hace
propios.
–De toda la historia de Vox Dei, ¿qué fue lo
mejor para vos?
–Todo; toda la carrera, porque cada tema,
ya sea compuesto por mí o por Ricardo
(Soulé, guitarrista de la banda), marca un
momento de la historia de mi vida y la
historia de la banda. Para mí es todo
importante, es como tener cinco o seis
hijos y que te pregunten a cuál querés
más, los quiero a todos.
–Empecé a escuchar rock con Creedence
Clearwater Revival, y descubrí el rock
hecho en Argentina con un tema de Vox
Dei, que no muchos recuerdan; ‘La
verdadera historia de Sam, el montañés’,
por lo tanto el primer disco que compré
fue ‘Es una nube, no hay duda’, que incluía
esa canción.
–Fue uno de los mejores discos que
hicimos, hay muchos temas hermosos ahí.
–No tuvo la repercusión que merecía, me
parece que se lo menospreció.
–No creo. Fue una época en la que Alma y
Vida había sacado ‘Del gemido de un
gorrión’ y la gente empezó a decir que se
habían vuelto comerciales. Para nada, lo
que pasa es que estaban todo el día en la
radio y la gente confundía eso. Entonces le
dijo a nuestro productor de CBS si estás
programando una difusión de 1 a 10, te
pido nos des 6. Me preguntó por qué, y le
conté lo que había escuchado que se decía
de Alma y Vida. ‘No está mal, tenés razón’,
me dijo. Tenés que empezar a tocar ver lo
que pasa con la gente y te vas a dar cuenta.
–Muy típico de esa época lo de que si te
pasaban mucho por radio eras comercial.
–Fue época de la música comercial y la
música progresiva, cosas que ponía la
gente que tiene que vender algo y te dice
este es más lindo porque el color rojo que
tiene no es el que todo el mundo conoce…
Te venden cualquier cosa. Y nosotros nos
reíamos de eso porque nos dábamos
cuenta de lo que estaban haciendo. Esta
música es progresiva y la otra no, y
nosotros la hacíamos porque era música,
pero había que marcar una diferencia que
era lo que hacían las compañías
grabadoras.
–En aquel momento estaba la revista
especializada Pelo, que si el director se
enojaba con una banda o músico lo hacía
pedazos.
–En todos los órdenes de la vida pasa eso.
Con respecto a nosotros, la revista Pelo
jamás habló mal. Yo tengo muy buena
relación con Daniel (Ripoll, director de la
revista). No sé si viste algo raro…
–No específicamente de Vox Dei, pero sí de
otras bandas.
–Cuando nosotros rompimos el contrato
con Jorge Álvarez, porque nos hacía
trabajar y no nos pagaba, Álvarez hizo la
otra versión de ‘La Biblia’ con el Ensamble
Musical Buenos Aires y un montón de
músicos de rock conocidos. Gustavo
Beytelmann hizo los arreglos, ¿cómo te
atrevés a hacerle un arreglo de inicio a ‘La
Biblia’, es como si yo mañana agarró una
obra de Beethoven o quien se te ocurra y
le hago una introducción.
–La presentación de ese disco fue el
primer recital grande de rock al que fui.
–Espero que te haya gustado porque a mí,
no.
–A mí tampoco.
–En la revista pelo le preguntaron a
Beytelmann por qué no habían convocado
a los músicos de Voz Dei. ‘No, porque
nuestros músicos son mejores’, dijo.
¿Cómo tomaron La Biblia de Vox Dei?, fue
otra pregunta, como un cuaderno
borrador’, contestó. (Se toma unos
segundos en silencio para seguir) Eso es
ser caradura… Es como si en lo que dije
antes, le hago un arreglo a una obra de
Beethoven y digo que lo tomé el original
como borrador. No podés hacer eso. En ese
momento, lo dejamos pasar, pero
tendríamos que haberle hecho un juicio.
Se lo dejamos pasar porque se iban a
quemar solos, fíjate que esa obra no
trascendió. ¿Por qué? Porque la gente es
juez y jurado y se dio cuenta de que era
una truchada.
–Cuando todavía no habían aparecido los
CD, encontré ese disco, en vinilo, en una
batea de ofertas. El arte de tapa era bueno.
–¿Qué obra trascendió 50 años?
La Biblia nuestra. Fue reconocida por el Senado de
la Provincia por su mensaje esperanzador
de hermandad y de paz.
–¿Cómo ves hoy el panorama musical en
general?
–Aunque no quieras, el mundo va a seguir
evolucionando, hay que tomarlo como
están las cosas. Está el rap, el trap, la
bachata, la batanga (risas), el reggaetón…
–¿Y dentro de lo que, genéricamente, se
denomina rock?
–Hay bandas muy buenas, lo que pasa es
que cuando nosotros empezamos había
seis, siete o diez bandas y solistas:
Almendra, Manal, Vox Dei, Arco Iris…
Ninguno se parecía a otro, todos éramos
distintos, y hoy en día hay tantas bandas
que es difícil sacar la cabeza por sobre las
demás. Lo que es importante es que el
movimiento se hizo muy grande. Y todos
los días se levanta alguien con ganas de
cambiar el mundo. La Desiderata dice que
aunque uno no esté de acuerdo, el mundo
marcha como debe.
POR EDUARDO N. CARBONI

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